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Agricultura sostenible

La agricultura sostenible se centra en procesos y métodos para mejorar la productividad del suelo y al mismo tiempo minimizar los efectos nocivos sobre el aire, el suelo, el clima, la biodiversidad y la salud humana. Según la FAO, el desarrollo agrícola sostenible se define como “la gestión y conservación de los recursos naturales junto con una orientación del cambio tecnológico que garantice la continua satisfacción de las necesidades naturales para las actuales y futuras generaciones. Una agricultura sostenible conserva la tierra, el agua y los recursos genéticos vegetales y animales; no degrada el ambiente y es técnicamente apropiada, económicamente viable y socialmente aceptable” (FAO, 2015).

La agricultura sostenible se basa en la conservación del ambiente, pero con una visión integral que no solamente contempla los ecosistemas, sino que considera también el bienestar social y económico. De hecho, según la FAO, fomentar la agricultura sostenible productiva, es la forma más efectiva de reducir la pobreza y alcanzar la seguridad alimentaria frente a una población que crece día con día (FAO, 2015).

La atención se debe centrar en la población local, sus necesidades, sus conocimientos, sus habilidades, así como sus valores socioculturales y estructuras institucionales. De igual forma el empleo a largo plazo, un ingreso satisfactorio y condiciones dignas de vida y de trabajo son una parte importante de la agricultura sostenible. Además, promueve instituciones sostenibles en las zonas rurales que apoyen la participación de todos los actores y la mediación de intereses. De esta manera, el sector agrícola será más resistente a las condiciones y riesgos climáticos y socioeconómicos (BMZ/GIZ 2015).

Paisaje_agrícola_Metztitlán

“Conforme a esta visión, los agricultores, pastores, pescadores, técnicos forestales y otros habitantes de zonas rurales se hacen escuchar, se benefician del desarrollo económico y gozan de un empleo decente y trabajan en un entorno de precios justos” (FAO). Esto provee las bases para garantizar la seguridad alimentaria, donde las comunidades tienen control sobre sus medios de subsistencia y acceso equitativo a recursos.

De esta forma, mediante una agricultura sostenible se contribuye a los siguientes Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):

1: Fin de la pobreza
2: Hambre cero
4: Educación de calidad
5: Igualdad de género
6: Agua limpia y saneamiento
7: Energía asequible y no contaminante
8: Trabajo decente y crecimiento económico
9: Industria, innovación e infraestructura
11: Ciudades y comunidades sostenibles
12: Producción y consumo responsable
14: Vida submarina
15: Vida de ecosistemas terrestres 

La agricultura sostenible debe ofrecer un equilibrio entre la protección y prosperidad del entorno natural la satisfacción de las necesidades humanas, donde de forma interdependiente la salud de los ecosistemas optimiza la producción, lo cual tiene un impacto directo en los ingresos. “Como la agricultura depende en gran medida de los servicios proporcionados por los ecosistemas, una agricultura sostenible debe reducir al mínimo los impactos ambientales negativos y simultáneamente, optimizar la producción protegiendo, conservando y mejorando los recursos naturales y utilizándolos en forma eficiente (FAO, 2015,12). Esto requiere de esfuerzos coordinados entre diferentes sectores que ofrezcan a las poblaciones rurales medios de vida decentes y resilientes.  

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